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24/04/11
Se desacelera un motor de la economía porteña. Son cifras del año pasado, respecto de 2009. Es por el alza del precio de los lotes en barrios top, la suba de los materiales y la falta de crédito. El 80% de lo solicitado es para departamentos de 1 o 2 ambientes.
Por Pablo Novillo
Durante los próximos dos años, en la Ciudad habrá menos construcción. Es que el año pasado hubo una fuerte caída en el interés de los desarrolladores inmobiliarios en conseguir autorizaciones para obras futuras. El Gobierno porteño habilitó el año pasado un 26,83% menos de metros cuadrados que en 2009. Y si se compara con 2006 y 2007, los dos mejores años de la década, la caída fue del 60%.
Los datos surgen de un informe de la consultora Reporte Inmobiliario, en base a las estadísticas oficiales de la Ciudad. Durante el año pasado se recibieron pedidos para construir 1.296.353 m2, cifra que quedó por debajo de la media histórica de la Ciudad, que ronda los 2.000.000. Hay dos datos que grafican aún más la situación: Buenos Aires quedó detrás de Córdoba en el ranking de ciudades con más superficie autorizada; y Puerto Madero, uno de los barrios más pujantes en construcción de los últimos años, no recibió ningún pedido .
Si bien la actividad está lejos del fondo del pozo al que llegó en 2002, hay un par de cuestiones que explican la caída. El primero es la concentración: como la mayoría de los desarrolladores quiere construir en los barrios donde la reventa alcanza los mejores precios, en esos lugares hay cada vez menos lotes y cada vez más caros. Así, el margen de ganancia de los constructores se redujo, lo que desalentó inversiones.
A esto se le suma la inflación. “Si el valor de la tierra aumentó en 2010 un 10% promedio, el encarecimiento de los materiales de construcción fue del 26%”, contó José Rozados, de Reporte Inmobiliario.
Este encarecimiento, sin embargo, sigue sin lograr que los desarrolladores busquen otros barrios donde la tierra sea más barata . Dos datos lo reflejan: los cinco primeros barrios del ranking (Palermo, Villa Urquiza, Caballito, Belgrano y Flores) concentraron el 38% del total de m2 autorizados en la Ciudad. Por el contrario, los siete barrios que quedan íntegramente al sur del eje Directorio/San Juan (Villa Lugano, Villa Riachuelo, Villa Soldati, Pompeya, Parque Patricios, Barracas y La Boca) sumaron el 2,7% del total de la Ciudad. “El costo de construcción es igual en cualquier parte de la Ciudad, lo que varía es el precio del lote y el valor de reventa . Los inversores hacen la cuenta, y ven que la ganancia que se obtiene por vender en los barrios más cotizados, pese a todo, sigue siendo más atractiva que la que se logra en los lugares más retrasados”, explicó Enrique García Espil, presidente de la Sociedad Central de Arquitectos.
Hay otros factores que se agregan. “Mientras no haya más acceso a los créditos inmobiliarios no aumentará la oferta . Y si sumamos cierta inseguridad jurídica, por los cambios de normativa en la Ciudad y los problemas para conseguir los permisos de obra, más la incertidumbre que siempre genera un año electoral, es entendible que la intención de construir se retraiga”, comentó Néstor Walenten, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina.
La concentración no se da sólo en barrios sino también en tipo de departamentos. El 80% de los m2 autorizados fueron presentados para construir departamentos de uno o dos ambientes , que son los más fáciles de vender o alquilar.
Se sabe que la construcción es una actividad pilar de cualquier economía, un motor que genera empleo propio (mano de obra de albañiles, pintores, etc, y servicios profesionales), como indirecto (producción y transporte de materiales, por ejemplo). Y aunque en la UOCRA le dijeron a Clarín que aún notan “un buen nivel de actividad”, seguramente a futuro habrá una desaceleración.
Pero que la construcción baje su ritmo tiene otras consecuencias. Primero, al reducirse la oferta puede haber una presión para que aumenten los precios de los departamentos, los nuevos y los usados. Esto impactaría también en los alquileres.
Además, y tal como muestran las estadísticas, se profundizará aún más la diferencia de desarrollo y calidad de vida entre el Norte y el Sur de la Ciudad, una de las grandes deudas de Buenos Aires.
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